Diagnóstico

Un buen día me convertí en una monja experta en hierbas medicinales que tenía que salir a la calle en busca de su amado, que resultaba ser un cura disc-jockey que estaba de fiesta en una casita encima de una montaña. No fue fácil mi aventura. Después de esquivar a todos los mimos nómadas que pululaban por la ciudad tuve que conseguir unas gotas de puro H2O en los charcos de una obra para así salir de un cementerio prehistórico donde estaban enterradas todas las culturas de la humanidad.

No lo conseguí. Unos señores con bata blanca hicieron que ahora toda mi vida sea como nunca antes me la hubiera podido imaginar.

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